Si algo se ha visto con el paso de los años, ha sido el problema de la creación de estrellas entre tanto talento en el roster principal. Son muchos los luchadores que vienen de la marca de desarrollo WWE NXT que no triunfan en el producto actual de las marcas principales por problemas de imagen, personaje o simplemente los creativos no adaptan al personaje a los programas.
Pero esto se ha podido solucionar. En este caso se ha visto que con un luchador en el segundo intento se ha dado con la tecla perfecta para generar un futuro campeón mundial. Con características propias de luchadores como Tyler Breeze en sus inicios en el roster principal con tantos selfies, se ha encajado al producto.
Vince McMahon
Muy pocos dentro de la empresa pueden presumir haber sido los protegidos del máximo accionista de la compañía y jefe de la empresa como es el señor Vince McMahon. Una apuesta fuerte en un talento con mucho por explotar que tiene el carisma, el físico y la capacidad para triunfar en los programas semanales. A base de lecciones junto a Vince ha conseguido hacerse un hueco entre los mejores del roster.
El problema del roster y hacerse un hueco en el plano titular es que siguen enquistados los que siempre han estado en lo más alto. En el caso de la cámara de la eliminación solo había uno que no había logrado tener un campeonato en sus manos dentro de la empresa, el protegido que ha obtenido victorias estratégicas de gran peso para colocarse como principal referente de la gente que se quiere apoyar en el nuevo como dicen muchos “John Cena”.
Entre sus nombres más destacados está la victoria ante KO para poder entrar en la cámara y un dos veces campeón de NXT, el primer campeón universal como es Finn Balor. Todos estos logros le avalan estar en un lugar privilegiado para darse a conocer. Y nada mejor que en Arabia Saudí en el último combate antes del magno evento de la empresa en el mes de abril.
El protagonista de la noche
Si algo pudimos disfrutar dentro del main event, fueron los cinco últimos minutos en el que teníamos a un rookie, un novato dentro del plano estelar y titular como es Austin Theory y la máxima estrella de la empresa en paralelo con Roman Reigns. En ese momento se daba un episodio de alucinación y de asombro cuando muchos pensaban en la posible victoria del tapado.
Todo relacionado con el último programa semanal de la marca roja, donde el luchador de WWE Brock Lesnar se hacia un selfie, que no acabaría y se transformaría en realidad cuando se quedaban ellos dos solos optando por el campeonato. Supo aplicar las lecciones de Vince. Hacer lo inesperado con ese golpe bajo y mostrarse ágil durante el combate corriendo de lado a lado.
Nada pudo frenar a un Brock que estrellaba a su rival hacia una prometedora carrera dentro de WWE. Lo que se puede describir como una dura derrota donde aplastaba la cámara del campeón y se caía desde lo alto de una de ellas con un F5 como el gran protagonista de la noche. Si ahora quieren impulsar a un talento joven a lo más alto es el momento de darle una oportunidad.
Sin miedo a nada ni nadie le ha plantado cara al mejor Lesnar de la última década. Algo que hay que indicar como un principal foco de expansión de la imagen del luchador que completaba la prueba del público. Recibir un F5, estar a un solo segundo de ganarle a Lesnar no significa un fracaso, sino una oportunidad de vida en la empresa. Este impulso en cada golpe, cada minuto aguantando en la cámara, lo avala como una estrella con potencial a ser la cara de la empresa. Así lo quieren vender, y así lo está consiguiendo la WWE.
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